Observé a mi abogado con nervios mientras repasaba la propuesta de negocio que me había enviado Corrine.

Tenía que reconocerlo. La mujer había trabajado rápido. No había pasado ni un día desde que discutimos la idea y ya tenía la propuesta lista.

O eso, o ya había trabajado en ella de antemano y solo estaba esperando a que Letty y yo estuviéramos de acuerdo.

Mirando fijamente a Rodgers, me preguntaba qué estaría pasando ahora por su cabeza. No solo había sido mi abogado, sino también mi consejero desde que gané mi primer millón. Nunca me metía en un negocio sin contar antes con su opinión. Hasta ahora era el mejor y nunca se había equivocado.

Todos los negocios que me dijo que tenían potencial para prosperar lo hicieron y aquellos contra los que me advirtió acabaron fracasando. Entonces como veías, su opinión era muy importante.

“¿Qué te parece?”, le pregunté cuando ya no pude contener más los nervios.

Sus ojos recorrieron el documento una vez más antes de levantar su cabeza.