Al salir de la oficina, decidí hacer un último intento por comunicarme con Raven. Tomé mi teléfono y marqué su número, pero una vez más fui enviada directamente al buzón de voz. Sentí un nudo en el estómago y una sensación de ansiedad se apoderó de mí. Necesitaba verlo, necesitaba saber que estaba bien. Con el corazón en la mano, tomé una decisión arriesgada. Me dirigí hacia su departamento, esperando encontrar respuestas y tranquilidad en su presencia. Llegué frente a la puerta y, casi instintivamente, levanté la mano para tocar el timbre. Esperé unos momentos, pero el silencio fue la única respuesta que obtuve. Tocar un par de veces no parecía suficiente para despertar cualquier indicio de vida en el otro lado. La incertidumbre me carcomía mientras permanecía frente a la puerta cerrada, esperando a que alguien respondiera.— Si buscas a Bran, no se encuentra — escuché decir a una voz femenina proveniente detrás de mí.Con curiosidad, me giré para encontrarme con una figura esbelta e
— Raven... — dije con voz temblorosa — ¿Cómo estás?— Madame… Qué bueno que viniste. Estaba preocupado. — habló, con un hilo de voz que apenas podía escuchar — Estoy bien, no te preocupes. Solo fue un golpe.— No fue solo un golpe… — exclamé con voz quebrada, sin saber qué más decir.— De verdad estoy bien. Sunny… — dijo acercando su mano a la mía — Además esperaba con ansias volver a verte, porque quiero decirte algo.— Adelante, dime. — exprese, sintiendo un nudo en la garganta.— Se que no es el momento ni el lugar, pero necesito confesarte antes de que sea tarde que estoy enamorado de ti. No sé exactamente cuando sucedió, pero se que es real lo que siento.Mis latidos se aceleraron y me quedé sin aliento al escuchar esas palabras escapar de sus labios. Sentí como si el aire se hubiera evaporado de mi entorno, dejándome con un vacío doloroso en el pecho. En ese momento supe que yo también me había enamorado de él, pero no podía comprender cómo había sucedido. No había sido algo que
Con determinación en mi corazón, había tomado la decisión de transformar por completo mi vida. Ya no podía seguir viviendo en una relación sin amor ni respeto, por lo que me armé de valor para pedirle el divorcio a Andrey, independientemente de sus sentimientos al respecto. Sabía que este paso implicaba enfrentar una serie de obstáculos y emociones complicadas, pero estaba dispuesta a superarlos.No me conformaría con simples mensajes de texto como prueba de la infidelidad de Andrey. Necesitaba recopilar más pruebas irrefutables que respaldaran mi decisión de separarnos definitivamente. Estaba convencida de que había más secretos ocultos. No lo haría solo por cumplir una formalidad legal, sino porque anhelaba la paz y la felicidad que merecía en mi vida. Ya no podía permitir que este engaño me consumieran. Era momento de tomar el control y encontrar mi propio camino hacia la sanación y la reconstrucción.— Espero que te hayas despedido — dijo Volker con frialdad.Me sentía abrumada po
— Voy a salir, y cuando regrese, no me quiero toparme con una sola palabra de tu boca. No quiero un sonido, ni un murmullo, ni un susurro. Si te queda alguna palabra, mantenlas para ti. No quiero escucharte.No era una amenaza vana. Tenía un tono de resolución absoluta, de determinación, y de crueldad. Lo más asombroso era que no parecía estar emocionalmente afectada. Simplemente estaba decidida a ejecutar el plan.— ¿Qué? ¿De verdad crees que puedes irte así nada más? — respondió con una mezcla de sorpresa y enojo. — ¡No puedes irte! Tú no puedes simplemente marcharte y cerrarme la puerta en la cara. — protestó en un tono autoritario, claramente sin importarle mi opinión. — Tenemos que hablar. Tengo mucho que decirte. Tú me has fallado, ¡Te has portado de manera injusta y traicionera!— Te dije que te guardarás tus palabras. Estoy cansada de esta relación tóxica — repliqué — Quiero decirte algo más. Me sentí culpable porque creí que te había fallado al fijarme en otro hombre mientras
El resto de la noche me vi vagando por las desiertas calles de la ciudad, incapaz de encontrar el coraje para regresar a casa. Después de confrontar a Andrey con mi enojo, había sentido una oleada de valentía, pero ahora que la ira se había disipado, me invadía una sensación de temor. Temía que él pudiera ejercer su dominio sobre mí. No tenía idea de cómo contrarrestar su fuerza. Además, el tema de Vanessa también pesaba en mi mente, pero hoy no me sentía con ánimo de discutir con ella también. Así que decidí esperar hasta muy tarde antes de regresar.Mire el reloj, eran las 11:47 PM. El tiempo parecía detenido mientras sostenía mi aliento, anticipando la tensión que estaba por venir. Abrí cuidadosamente la puerta de la casa y entré con precaución. La oscuridad envolvía cada rincón, y mi corazón latía aceleradamente. Me encaminé hacia la cocina, encontrando en mi camino un cuchillo, el más grande que pude localizar. Lo tomé con firmeza, sintiendo su frialdad en mi mano. Con cada paso
El reloj marcó las 7:25 PM, así que con paso firme me dirigí al bar. Tenía en mente una única misión: enfrentar a Andrey y capturar en video cualquier prueba de su infidelidad. Apresuradamente entré al establecimiento, con el teléfono en mano. Pero para mi sorpresa, al escudriñar con la mirada, no pude encontrar ni rastro de Andrey ni de Charlotte en ninguna parte. Confundida, me detuve un momento y comencé a dudar si me había equivocado de lugar. Rectifiqué la dirección una vez más, verificando que estaba en el sitio acordado. Pero no había señales de ellos. ¿Dónde diablos estaban entonces? Tal vez hubo algún cambio de planes de último minuto o se habían retrasado. Tomé mi teléfono y decidí llamar a Charlotte. Necesitaba respuestas. Marqué su número y esperé ansiosamente mientras el teléfono sonaba en mi oído. — Sunny, estoy afuera. Sal rápido de allí. — me dijo con voz urgente.— ¿Qué? ¿Por qué Charlotte? — pregunté confundida.— Solo sal de... — no alcanzó a terminar la frase cua
Abrí los ojos lentamente y me encontré con un cielo azul despejado, adornado por unas esponjosas nubes blancas que flotaban serenamente. Mi cuerpo yacía tendido sobre una manta de hierba verde y suave. A mi lado estaba Nikolae, mi compañero de vida, con una cálida sonrisa que iluminaba su rostro. — Despertaste, mi bella durmiente — dijo acariciando con delicadeza una de mis mejillas — ¿Cómo te sientes?— Bien... creo. ¿Dónde estamos? — pregunté, sintiéndome confundida.— Estamos en el paraíso, mi amor. Tenías razón cuando dijiste que era hermoso.— ¿Qué quieres decir con paraíso? — inquirí, todavía más perpleja.— Quiero decir que estamos en este increíble lugar, donde todo es perfecto, porque estoy a tu lado, disfrutando de tu amor.Mis mejillas se tiñeron de rubor y una tímida sonrisa se asomó en mis labios. Sentí cómo el calor subía desde lo más profundo y me envolvía por completo, así que escondí mi rostro entre mis manos.— ¿Por qué estamos aquí? — le cuestioné.— ¿Te sientes bi
Sus palmas descendieron con valentía hasta mi trasero, atrapándolo con firmeza, traspasando las barreras del vestido. Sin pronunciar una sola palabra, concedí el recorrido de sus manos sobre mi figura, mientras sus labios anhelaban los míos y nos sumergíamos en un beso arrebatador. Me cautivaba su habilidad innata para hacerlo.Mis boca aprisionaba su lengua, saboreándola con deleite. Nos entrelazamos en un juego de sensaciones durante varios segundos, hasta que Nikolae se detuvo y sus labios carnosos exploraron mi cuello, y luego cubriendo mi escote de besos, despertando una estimulación intensa en cada parte de mí. Sentí cómo mis pezones se endurecían y mi estómago se contraía frente a aquel abrumador ataque, pero no desistí. No quería que nada más ocupara mi mente. Tan solo anhelaba disfrutar de aquel lascivo y ardiente juego. Me presioné contra él y lo incité a proseguir sin restricciones.El vaivén de la música, la oscuridad envolvente y su forma de tocarme, me hacían perder la c