Capítulo 837
Felipe continuó con su tono despreocupado: —Esta sangre de pollo, toda fresca, la conseguí con dificultad. ¿No viste cómo los policías se asombraron al verte? Pensaron que no sobrevivirías.

—El que no sobrevivirá eres tú. Si hubiera sabido que, al regresar, tendría que hacer este trabajo duro, ¡no habría vuelto! —Joan fue al baño a ducharse.

Había una ducha en la habitación del hospital.

No podía soportar el olor de su propio cuerpo.

Felipe esbozó una sonrisa.

Y salió de la habitación.

Pero regresó después de un rato con un expediente médico en la mano.

Joan, ya duchado, secándose el cabello, le preguntó: —¿Qué tienes ahí?

Felipe se lo entregó: —Mira, tu expediente médico.

Joan lo miró fijamente y dijo: —¿Por qué siento que algo malo va a pasar?

—Te equivocas de presentimiento. Los próximos días serán muy placenteros para ti —dijo Felipe, sentándose en la cama con una pierna cruzada sobre la otra.

Joan, nervioso, abrió el expediente.

Fractura de costilla, hemorragia renal, contusión de
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