Rodrigo sabía que su piel era blanca, pero sólo cuando la tocó se dio cuenta de que era tan delicada y sedosa.

La punta de su corazón se sintió como rozada por una pluma.

Codiciaba esto, la sensación que le fascinaba.

Los ojos de Gabriela se abrieron de golpe y sus pupilas se contrajeron.

¿Qué está haciendo?

No.

No.

No estaba en condiciones de tener ese tipo de cosas con un hombre.

Y sin embargo, ¡hoy Rodrigo está cada vez más desbocado!

No podía romper el agarre que él tenía sobre ella, ¡así que le mordió los labios que le estaban haciendo un lío en la boca!

A Rodrigo le dolía y la fuerza disminuyó un poco, así que ella aprovechó para empujarlo.

Ella le miró fijamente y preguntó, "Rodrigo, ¿qué quieres? ¿Crees que soy una mujer cualquiera que puede tener sexo con hombres?"

Rodrigo la miró con una expresión de confusión mezclada, "¿No es así?"

Gabriela estuvo a punto de levantar la mano y darle una bofetada.

Pero se contuvo.

¡No podía y no se atrevía!

"No soy, he tenido hombre, pero só