Sólo sintió frío por todo su cuerpo.

Rodrigo la abrazó y le susurró tranquilizadoramente al oído,"Está bien, está bien, me quedaré contigo."

Una lágrima, deslizándose por el rabillo del ojo, cayó sobre el pelo de sus sienes.

"Yo , odio a mi padre, pero... ahora me dolería." Su voz era ronca, temblando ligeramente.

Rodrigo dijo,"Lo sé."

Es su padre, después de todo, la sangre es más espesa que el agua.

¿Cómo podría no sentirse mal？

"Yo... voy a verle." Al segundo siguiente, se puso en pie.

Rodrigo la vistió, "No tengas prisa."

"¿Cómo no voy a tener prisa?" Ella gritó de repente.

Estaba demasiado triste y emocionada.

Después de gritar, se dio cuenta de que no debería haber sido impulsiva y de que no debería haberse enfadado con Rodrigo aunque estuviera triste.

"Lo siento." Susurró.

Rodrigo le secó las lágrimas,"No es tu culpa."

Miró sin comprender a Rodrigo y, de repente, se arrojó a sus brazos, gritando, ¡con los hombros temblorosos encogidos!

Rodrigo la abrazó y le acarició la espalda.