Elaine estaba muy segura en este momento. Mientras empacaba sus pertenencias, le decía a la gente que la rodeaba: “Por cierto, aquellas de ustedes que han levantado la mano para golpearme antes de esto, ¡no tendrán la oportunidad de escaparse! Déjenme decirles algo. ¡Soy muy poderosa afuera! ¡A partir de hoy, esperaré a que todas y cada una de ustedes sean liberadas de este centro de detención! ¡Definitivamente las golpearé a todas y a cada una de ustedes cuando salgan del centro de detención! ¡Vamos a ver si todavía se atreven a intimidarme en el futuro!”.

Elaine maldijo y regañó a todas y a cada una de las reclusas en la celda hasta que las expresiones en los rostros de todas las reclusas eran muy feas.

Elaine finalmente estaba satisfecha después de terminar de regañarlas.

En ese momento, Elaine ya había terminado de empacar sus pertenencias. Ella estaba a punto de irse con el guardia de prisión cuando de ella repente sintió la necesidad de orinar.

Ella murmuró para sí misma: “Ma