Después de que el balneario de aguas termales fue cerrado al público, Isaac había reemplazado a las personas aquí con sus propios confidentes. Albert también había enviado a muchos de sus subordinados de confianza para que se hicieran cargo de las patrullas de seguridad para garantizar que ningún extraño invadiera este lugar.

El guardia de seguridad que hablaba con Charlie era uno de los subordinados de Albert. Charlie bajó la ventana de su coche y preguntó con una sonrisa: “Todo este balneario me pertenece, entonces, ¿acaso no tengo derecho a entrar?”.

Como Charlie solo había bajado un poco la vana del coche al principio, el guardia de seguridad no había visto claramente el rostro de Charlie. Cuando Charlie bajó la ventana del coche, el guardia se sorprendió de inmediato y dijo aprensivamente: “¡Amo Wade, es usted! No sabía que era usted en el coche. Lo siento mucho por ofenderlo hace un momento. Por favor, perdóneme…”.

Charlie dijo con una sonrisa: “Está bien. También estás hacien