Tan pronto como Onizuka dejó de hablar, el sonido de feroces disparos comenzó a sonar a su alrededor.

En este momento, aunque todavía quedaba un pequeño número de personas quienes todavía estaban vivas, casi todas sus vidas pendían de un hilo. Ya no les quedaba ni el diez por ciento de su capacidad para sostener sus armas.

Además, incluso si aún podían sostener un arma, sus cuerpos ya habían sufrido daños considerables por la explosión. Así que, ¿cómo podrían tener alguna efectividad de combate a gran escala ahora?

Por otra parte, a pesar de que los soldados de Hamed no estaban altamente entrenados, ellos aún podían causar daños altamente perjudiciales en una batalla.

Ellos sabían que estaban mal entrenados y que carecían de fuerza, pero también sabían que su oponente ahora estaba herido. Por lo tanto, ni siquiera se apresuraron a luchar o matarlos en el acto. En cambio, se ocuparon de la supresión de la potencia del fuego desde la distancia.

Además de las balas intensas, muchos