Helen no se enfureció mientras escuchaba la acusación de Sheldon. En cambio, ella respondió rotundamente: “Sheldon, si tienes algo de conciencia de ti mismo, deberías saber que eres tú el que está en el punto de vista moral ahora. Si todavía quieres apoderarte de la posición moral por la fuerza en este momento, realmente me decepcionas”.

Con eso, Helen continuó: “El amor no es algo que dices, sino que es lo que haces y cómo actúas. Me acusas de tener sangre fría por proponerte el divorcio, pero ¿qué hay de ti? Tienes una hija ilegítima de veintitantos años que me has estado ocultando durante tantos años. ¿Alguna vez has pensado en nuestro matrimonio?”.

Sheldon de repente se deprimió cuando escuchó esos comentarios y pensó: ‘Ella tiene razón. No tengo derecho a acusarla de tener sangre fría. Después de todo, yo soy quien cometió el error durante más de dos décadas...’.

Justo cuando no sabía qué decir, Helen suspiró y continuó: “De todos modos, te llamé para pedirte que tramitaras el