Charlie sonrió antes de decir: “¡Recuerda lo que dijiste hoy! ¡Podría necesitar que hagas algo por mí en el futuro!”

Albert asintió antes de responder: “¡Sr. Wade, no se preocupe! ¡Puede darme órdenes para que haga cualquier cosa por usted!”

En ese momento, el Maestro Lennard que había estado tirado en el suelo mientras se agarraba su estómago de repente comenzó a llorar y a pedir clemencia. “¡Hermano mayor, por favor déjeme ir! No me atreveré a hacer esto más en el futuro. Por favor, perdóneme y déjeme ir”.

Albert se burló antes de decir: “¡Eres un mentiroso! Debo enseñarte una lección. ¡Mis subordinados vienen en camino a buscarte ahora!”

Charlie preguntó en voz baja, “¿Cómo vas a lidiar con él?”

Albert respondió de manera fría, “¡Yo había dicho ya que lo voy a picar en pedazos antes de darlo de comer a los perros! ¿Cómo podría no cumplir mi palabra? Tengo un amigo que es dueño de un refugio para perros. Tiene muchos perros allí, ¡probablemente podrían terminar de comerse diez c