La situación de Elaine no era menos trágica.

Los hombres de Albert la enviaron al mejor hospital ortopédico, y se dispuso inmediatamente que un experto le realizara una operación de urgencia en la articulación de su rodilla.

De hecho, el mejor método para tratar sus lesiones era realizar la operación lo antes posible. Utilizando placas de acero y clavos, podrían fijar la rodilla en su posición antes de enyesarla para protegerla.

De este modo, el proceso de recuperación debería ser el más eficaz.

Tras la operación, la enviaron de vuelta a la sala, donde los hombres de Albert ya esperaban su llegada.

El empleado le dijo inmediatamente a Elaine: "Sra. Elaine, su contribución a la detención de Cecilia fue tremenda. Debido a ello, los gastos de su operación serán cubiertos por la Interpol".

Elaine miró su pierna derecha enyesada y no pudo evitar sentirse triste mientras las lágrimas empezaban a correr por su cara. Se atragantó. "Sr. Oficial, pase lo que pase, por favor, no deje que Ce