Más tarde aquella noche.

Todo el Bosozoku de Tokio se reunió en una unidad sin precedentes.

Las diferentes bandas de motociclistas que solían defender su territorio y luchar entre sí en rivalidad y combate ahora se habían convertido en camaradas.

Tomados de la mano, caminaron por la calle realizando una búsqueda exhaustiva, solo para buscar el paradero de un hombre misterioso que había paralizado a Eikichi Takahashi.

Sin embargo, se les ordenó que no mataran al hombre, sino que le informaran a la familia Takahashi tan pronto como lo encontraran.

Serían recompensados ​​con un millón de dólares si podían encontrar una pista confiable.

Los miembros del Bosozoku rara vez tenían la oportunidad de ganar dinero. De hecho, ganaban una miseria ya sea cobrando tarifas de protección del distrito de luz roja o algunos comercios ilegales escasos.

¿Cómo podría uno ser considerado un miembro exitoso de Bosozoku en Japón?

Fácil. Una super moto personalizada extremadamente elegante era suficien