Cuando Lady Wilson escuchó que el valor estimado de esos dos coches ascendería a casi cien millones de dólares, no pudo evitar estremecerse al pensar en ello.

¿Dos coches sumarían cien millones de dólares? ¿Qué diablos era eso? Esos dos coches valían casi el precio de una villa de primera clase en Thompson Primero.

Ella ya había sentido que era muy increíble porque había gastado tres millones de dólares en un coche. Eso solo podía significar que el coche de Charlie valía más que treinta de los coches que había comprado.

La vieja no pudo evitar sentirse extremadamente incómoda.

Inicialmente pensó que sería capaz de humillar a los demás. Inesperadamente, ella solo había terminado humillándose a sí misma.

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El punto era, ¿alguien estaría realmente dispuesto a gastar tanto dinero en un coche caro? ¿Estaba loco?

Solo un coche hecho de oro puro valdría ese precio, ¿verdad?

Lady Wilson se sentía muy indignada. Harold, quien estaba a un lado, temía que la vieja continuara arremetiendo co