Capítulo 54
En la oficina, María estaba siendo brutalmente abofeteada mientras alguien le jalaba con rabia el cabello.

—¡Mamá! —El rostro de Diana cambió de color, y al instante corrió a separar a las dos personas—. Mamá, ¿cómo llegaste hasta aquí?

La persona no era otra que Paola.

—¡Descarada! Mi hija te preparó para ser su secretaria, ¡y tú te atreviste a meterte en la cama de su esposo, maldita perra!

María, ahora siendo sostenida por alguien, tenía la ropa totalmente rasgada, y varias marcas rojas de rasguños en su rostro. Con la cara cubierta, estaba tan avergonzada y furiosa que no dejaba de pisotear con rabia el suelo.

—¿Qué insinúa con eso? ¿Que estoy con Manuel solo por mi propia voluntad? ¡Eso solo fue algo que ambos quisimos! ¡Si su hija fue engañada es porque no tuvo la habilidad suficiente ni el encanto necesario para retener a un hombre!

—¡Aún tienes el descaro de defenderte! ¡Te voy a destrozar esa horrible cara!

—Mamá... —Diana se apresuró a sujetar a su madre—. Ya basta.

—¡Inútil!
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