—No lo voy a firmar.—¿Qué dices? —María cambió de expresión—. Sabes perfectamente que este es el mejor resultado, ¿o acaso realmente crees que puedes obtener la mitad de los bienes de la familia Martínez? Mira, es mejor que no seas tan ambiciosa, o terminarás sin nada y echada como un perro a la calle.Diana soltó una risa siniestra, sin ocultar el desprecio que sentía por María.—Mejor guardate esas palabras para ti misma.—¡Diana García! Solo estoy aquí porque te debo un favor, por eso lo estoy discutiendo contigo.—¿Un favor? Qué bonito suena todo eso... Manuel no está aquí, ya deja de ser ser tan hipócrita. Si es por el acuerdo, no hay nada más que hablar. Nos veremos en los tribunales. —Diana se levantó, tomando su bolso—. Y una advertencia: más te vale no ir con mi mamá a contarle mentiras, o la que terminará arrepintiéndose de todo serás tú.El párpado de María tembló ligeramente.Diana le lanzó una mirada aterradora y salió sin más.Si María tuviera realmente la capacidad sufi
—¿Quién vino? —Valentín frunció el ceño.—¡Carolina! Sabes muy bien que siempre hemos tenido una buena relación con la familia González. Ustedes se conocen desde niños, y cuando estaban en el extranjero, no solo asistieron a la misma escuela, sino que ahora ella también ha regresado al país. Quién sabe, tal vez algún día lleguen a ser una sola familia.—Elsa, no te metas en asuntos que no te corresponden.Con esa fría respuesta, Elsa cerró la boca de inmediato, pero aún sonreía, intentando disimular un poco su incomodidad:—Solo lo dije por decir...Valentín no se molestó en responderle más.—Voy a ver a la abuela.Apenas llegó a la puerta del cuarto, escuchó al instante risas provenientes del interior.Carolina había llegado en la tarde y ya había pasado toda la tarde con la señora Sonia, logrando que ella se pusiera de un humor excelente, algo que no se veía desde hacía muchísimo tiempo.—Señora Sonia, señorita Carolina, el señor Valentín ha llegado.—¡Valentín, ya estás de vuelta! —
—¿Cuándo? ¿Con quién? —La señora Sonia, muy sorprendida, se levantó de inmediato.Valentín mantuvo una expresión serena.—Muy pronto lo sabrán. —Tras decir esto, lanzó una mirada de odio a Carolina y a Elsa, añadiendo con gran indiferencia—. Así que no hace falta que nadie se preocupe por mi boda.Elsa, al escuchar esas palabras, quedó muy asombrada. Una expresión enorme de incomodidad se le vió reflejada en su rostro,.—Casarse sería algo muy bueno, pero al menos deberías prepararnos mentalmente. ¿Quién es ella?—Sí, ¿quién es? —Carolina también preguntó, con incredulidad escrita en todo su rostro.Aunque había regresado al país hacía poco, conocía a Valentín desde hacía muchísimos años. Jamás había visto a ninguna mujer a su lado, y a las que se le acercaban, él las rechazaba sin duda alguna.—Cuando su situación sea más estable, la traeré para que conozca a la abuela.Evidentemente, Valentín no quería revelar la identidad de la persona tan pronto.Los demás no lograban entender en s
Manuel sostenía en su mano una captura de pantalla de la cámara de seguridad de un pasillo de hotel. En la imagen en blanco y negro, se veía a una mujer abrazada delicadamente a un hombre, y la mitad del rostro que se alcanzaba a distinguir era, sin lugar a dudas, el de Diana.El rostro de Diana cambió al instante de color.¿Cómo era posible?Ella solo había estado con Valentín aquella noche en la que ambos se embriagaron. Entonces ¿De dónde había sacado Manuel esa información y cómo había conseguido el video de seguridad del pasillo del hotel?Manuel mantenía el rostro muy serio.—¿Cómo te atreves a decir que la persona en esa imagen no eres tú? ¿Quieres apostar a que en el tribunal mostramos este video donde te ven entrando a una habitación con un hombre?—¡No te atrevas! —José, aunque sorprendido, salió en ese momento en defensa de Diana.—Señor José, esta es la Diana "pura e inocente" que tienes en tu mente. Mira lo que ha hecho. No eres más que uno de los tantos hombres a los que
Las palabras de Diana hicieron que la sonrisa de Lucía se congelara por un instante.—¿El hermano mayor y yo? ¿De qué hablas? ¿Qué pasa?El rostro de Lucía, que ya estaba algo pálido, mostró una clara expresión de nerviosismo. Aunque intentó negarlo con calma, esa pizca de ansiedad producida en ella no pasó desapercibida para Diana.Diana, con seriedad, le preguntó:—Lucía, no me mientas. Dime ¿Todavía te gusta José?—Si te digo que no, ¿me creerías?—Pensé que... —Diana al instante frunció ligeramente el ceño, tragándose las palabras que iban a seguir.Aunque siempre había bromeado en privado con Lucía sobre José, Diana creyó que después de tantos años desde la graduación, lo que Lucía sentía por José no era más que un simple recuerdo juvenil. En aquella época, eran muchas las que tenían un amor secreto por José, no solo Lucía.Pero ¿quién iba a imaginar siquiera que, después de tanto tiempo, Lucía seguiría aún enamorada en silencio de él?—¿Y alguna vez se lo has dicho?Ante la pregu
—¿Con solo con una foto ya sabes dónde estoy? —Diana seguía aún sin creerlo.—¿Es tan difícil?Valentín bebió un ligero sorbo de agua, con una expresión despreocupada.Media hora antes, al ver la foto de Diana en Twitter, había enviado a Luis a investigar la ubicación del restaurante, y en menos de cinco minutos había confirmado que ella estaba en ese lugar.—El ambiente aquí es algo regular. Conozco un restaurante de comida japonesa que es excelente; la próxima vez te llevo.—A mí también me parece regular, no va mucho con tu estatus. ¿Por qué no escoges otro lugar?—No es necesario, me adapto.Diana esbozó una leve sonrisa. ¿Cómo era posible que Valentín hubiera llegado sin su permiso y, además, se atreviera a criticar el restaurante con tanta seguridad?Finalmente, llegó el vino. Diana se sirvió una copa.—¿Quieres un poco?Valentín negó con la cabeza y al instante le recordó:—Tú también deberías beber menos.—Este vino no es muy fuerte; un poco no hace daño, incluso ayuda a dormir
El beso de Valentín, cargado con una intensa dosis de feromonas masculinas, fue sumamente agresivo, sin darle a Diana ni siquiera un segundo para reaccionar, aplastando de forma despiadada sus nervios.La mente de Diana casi de inmediato entró en un estado de colapso. A medida que él se adentraba más, su pecho se agitaba de manera violenta, intentando captar un poco de aire para satisfacer las necesidades vitales de su cuerpo.El sonido de pasos en el exterior devolvió abruptamente a Diana a la realidad. Luchó por liberarse, pero no se atrevió a hacer mucho ruido, temerosa de que alguien notara algo extraño.—¡Suéltame! — Con dificultad, sus palabras salieron casi a través de los dientes, llenas de vergüenza y rabia, pero por el jadeo, sonaron más como una sencilla súplica.Esta vez, Valentín no tenía la intención de dejarla ir tan fácilmente.Su mano grande vagaba por su cuerpo, como si quisiera destrozarla, con movimientos rudos.Él mordió con fuerza los labios de Diana.Ella soltó u
Al día siguiente.Diana recibió una inesperada llamada telefónica de Manuel:—No habrás olvidado la reunión del proyecto de hoy, ¿verdad?—¿No le entregaste el proyecto a María?Del otro lado de la línea, Manuel contestó entre dientes:—¿Te haces la que no sabe o de verdad no sabes? En el acuerdo complementario del proyecto de Grupo Palacios está muy claro que ellos solo te reconocen a ti como responsable. No aceptan ningún cambio de persona.—¿Oh? Entonces, ¿por qué no eligen otro proyecto?—¿Acaso, tiene algún sentido decir algo así ahora? No olvides que también eres accionista del Grupo Martínez. ¿Acaso, crees que destruir el Grupo Martínez te beneficiará en algo? —Aunque el tono de Manuel era muy firme, la preocupación en su voz era imposible de ocultar.Diana lo conocía demasiado bien. Si no estuviera realmente acorralado, jamás le habría llamado en este momento. Seguro que la presión venía del lado de los socios.Diana respondió con frialdad:—Puedo asistir a la reunión del proye