Capítulo 123
El ambiente se tornó tan tenso que el aire parecía casi congelarse. Los sirvientes se habían callado, conteniendo el aliento, mientras todos los presentes observaban en silencio.

Diana no sabía si esta era la dinámica habitual en la familia, pero, de cualquier manera, en esta ocasión ella era el centro de atención y se sentía incómoda al respecto.

Para sorpresa de todos, Elsa intervino tratando de calmar un poco la situación, adoptando una actitud de buen samaritano:

—Es mi culpa. Pensé que deberíamos conocerla mejor en nuestra primera reunión y no esperaba que la situación se volviera tan incómoda. Valentín, fue mi error proponer esa idea tan inapropiada. Señorita García, te pido disculpas. No me guardarás rencor, ¿verdad?

Diana le sonrió, solo por cortesía:

—Por supuesto que no.

Eran solo unas preguntas sin mucha importancia. Ella tampoco quería complicar las cosas y prefería mejor dejarlo así.

Quizás Sonia no quería enemistarse con su nieto, por lo que suavizó su tono a regañadiente
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