Es mentira

Los días siguientes fueron de emociones, tres días después Felipe había podido mover sus dedos del pie, era fantástico sentir la sensación de poder moverlos, 

-¿Cuando me pondré en pie?- le había preguntado con lágrimas en los ojos

-En unas semanas, primero tiene que cicatrizar tu herida- Felipe no dejaba de ver sus dedos con gusto, ya tenía planeado algunas cosas con Isabella, la enseñaría montar, en sus días libres porque gracias a Dios había aceptado quedarse a trabajar en Tegmenï, quería que le dieran el alta para poder hablar con su padre sabía que sería una situación difícil porque ya todos los veían juntos 

-Mi amor lo logramos, va a jugar con nuestros hijos- le había mencionado Andrea que no se había apartado de él, estaba siguiendo las órdenes de su padre al pie de l

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