VALERIAEl Altar era hermoso, quien lo hizo gastó mucho esfuerzo, eso era seguro, pero no tenía esa vibra intensa y oscura que me atrajo hacia el otro.Al pie de varias montañas nevadas, con enormes cascadas cayendo a los lejos, en un claro despejado del bosque de pinos a nuestro alrededor, se alzaba un altar con la base en forma redonda, donde estaban todos esos arabescos que en realidad, no decían nada en concreto.Por encima la escultura en forma humana de una hermosa mujer vestida con velo y una delicada y sensual túnica, que representaba a la Diosa.Sus manos abiertas y la cabeza elevada mirando al cielo. Detrás unas alas salían de su espalda como si en cualquier instante fuera a emprender el vuelo hacia las estrellas y un enorme y redondo disco lleno también de pequeñas y exquisitas tallas en la piedra.Por un segundo, todos nos quedamos asombrados, incluso Aldric y el Alfa sonreía satisfecho del Altar Lunar de su manada.Me pregunto si sabría que era falso, como muchas cosas en
VALERIAEnseguida caminé hacia la cama con el corazón apretado en mi pecho, pero suspiré aliviada cuando lo vi abrir sus ojitos azules, bien vivo y coleando.— Muchas gracias, señorita Valeria, por ayudarme en el parque – me dice con una tierna voz infantil educada que me derrite el corazón.Lo más triste de todo, dada mi situación de posible infertilidad, es que siempre me han encantado los cachorros.— De nada, pequeño Edward, solo hice lo que cualquier persona haría – le respondo sentándome en el borde de la cama.Él sonríe con dulzura y su mano suavecita sale a agarrar la mía, apoyada en el edredón.Se ve tan solito en este oscuro y solitario cuarto, no necesito estar aquí por mucho tiempo para darme cuenta que el hijo “defectuoso” no es el favorito.— ¿Puede abrir las cortinas, por favor? Hay demasiada oscuridad – le pido a la doncella y por un segundo siento la rigidez en la mano de Edward, pero al mirarlo, no tiene nada extraño y enseguida se relaja.Las pesadas cortinas se abr
VALERIANo sé qué tanto misterio se trae el Rey, espero que no esté tramando otra de las suyas para enredarme en sus trampas de casanova.— Srta. Valeria, me estoy haciendo pipí – me dice de repente la tímida voz, tirando de la manga de mi vestido.— ¿Ahora? ¿Puedes aguantar un poquito hasta que venga tu papá? – le pregunto, pero me dice que no, moviéndose inquieto sobre la silla de ruedas.“Ay Diosa, ¿ahora cómo soluciono esto?” Pienso en llevarlo a unos arbustos en el bosque, pero pregunto a la señora sentada a mi lado y me dice que hay baños públicos en una dirección.Agarro la sillita de Edward y caminamos hacia allí.Se encontraba en una de las calles cerca a la plaza, al final de un callejón.Pero al llegar y ver a los hombres entrando y saliendo por una vieja puerta de madera que decía “Baño Comunitario”, tuve otro problema.¿Cómo voy a entrar a un sanitario lleno de machos?Eso es imposible, así que iba a por la opción de llevarlo al de las hembras que estaba al lado.— Esper
VALERIAEmpujé la puerta de madera que casi se caía de las bizarras y emitió un sonido chirriante.Adentro, el olor a moho, madera podrida y descomposición, abofetearon mi nariz, mis ojos ajustándose a tanta oscuridad.Miré a mi lado unos restos de leños de algún marco de puerta y tomé uno entre mis manos temblorosas, jugando a la heroína, una vez más.Esto que hacía era demasiado peligroso y poco inteligente, lo sabía, pero no podía dejar que se lo llevaran justo frente a mis ojos, no podía perder a otro cachorro o no me lo perdonaría.Paso a paso me interné en lo que parecía el recibidor y luego el salón, pendiente al suelo, donde las tablas se levantaron en algunos sitios, dejando oscuros y profundos agujeros que no se les veía el fondo.— ¡Srta. Valeria! – la voz llorosa de Edward me llamó desde arriba y subí la cabeza enseguida para verlo en lo alto de las escaleras, entre las sombras y los rayos de luna que se filtraban por el techo medio destruido.El hombre lo sujetaba por det
ALDRICCuando llegué a esa plaza y no vi a Valeria, la sangre se me enfrió en el cuerpo.Enseguida la intenté llamar por el vínculo, pero parecía estar muy lejos.Seguí su olor como un demente, hasta que vimos la silla del hijo del Alfa abandonada en un patio interior y algunas personas nos contaron lo que escucharon o vieron.Ella estaba de nuevo en problemas, de imprudente, persiguiendo a un desconocido.Sé que lo hacía por el cachorro, pero arriesgar así su vida y exponerse al peligro, me hace hervir la sangre con ganas de darle unas buenas nalgadas.“Valeria, no te voy a castigar si estás a salvo, juro que ni te voy a reñir, pero por favor, mantente con vida”Le rogaba en mi mente, corriendo a mi máxima velocidad por la manada, casi convertido en mi bestia, dejando atrás al Alfa que me seguía.Sin embargo, al llegar a esa casucha, pude sentir las ratas escapándose por detrás de la casa, pero no tenía tiempo para esos hombres, luego los cazaría.Ahora mismo, el intenso olor a sangr
ALDRICAhora que ella se alimentaba de mi poderosa sangre de lycan, tóxica y venenosa para cualquier hembra, si me quedaba alguna sospecha, la había eliminado por completo.— Tranquila pequeña, no te apresures Val, no me voy a ningún sitio, es tuya, toda mi vida es tuya – le susurré besando su frente perlada en sudor al sentir cómo enloqueció chupando de mi cuello, mordiéndome profundo con caninos afilados.El tirón de su boca en mi vena provocaba escalofríos de placer que bajaban hacia mi polla y me hacían gruñir bajo.Mi cuerpo reaccionaba aun sin quererlo, el dar vida y fortaleza a su hembra, era el mayor placer de cualquier lobo y yo no era la excepción.Ahora que estaba seguro de poderla salvar, me atreví a quitar ese hierro afilado de su pecho.— Resiste un segundo nena, va a doler un momento – le avisé queriéndole ahorrar esa agonía, pero era imposible.Doblé con mi mano el tubo hasta sentir el “crac” de la fractura, casi a ras con el pecho de Valeria que gimió dolorosamente co
VALERIAMe amenaza y acto seguido se inclina sobre la mesita de noche rebuscando algo en la gaveta.No veo bien, pero observo que se lleva una cosa a la boca y luego lo tengo sobre mi cuerpo, sometiéndome en la cama y devorando mis labios.Agarra mi cabello en un puño y la otra mano va a mi cuello, sin permitirme escapar de su deliciosa invasión y su lengua enredando la mía.Algo se cuela por mi garganta y entro en pánico, ¿qué me ha dado de comer? Sus dedos se hunden en mis mejillas y me obligan a mantener la boca abierta.“No luches, Valeria, confía en mí, es una medicina para que no te quede cicatriz” Dejo de forcejear sometida a su dominación, confiando de nuevo en un hombre y espero, esta vez, no equivocarme de nuevo.No me iba a salvar la vida para luego quitármela.Tragué una especie de bolita babosa y enseguida sentí calor por todos lados, pero sobre todo, debajo de mi pecho izquierdo.Aldric dejo de besarme para abrirme a tirones el batón y su boca bajó a lamerme y chuparme
ALDRICLlegó un reporte urgente de su patrulla que encontraron los restos de esos tres hombres en los límites de la manada.— Es obvio que eliminaron a los testigos, ¿cómo se colaron dentro de la manada si supuestamente estaban exiliados? – le pregunto al Alfa que me mira nervioso.— Ellos, parece que se camuflaron con las personas del teatro ambulante que viajan de una manada a la otra. — Los guardias no revisaron bien la caravana – me responde esquivando mi mirada de “eres un idiota manejando tu seguridad”— Alfa, necesito la información que me dijo que tenía del Altar – Quinn de repente le habló.Parece que esta vez no había descifrado tan fácil esas palabras de mierd4.— ¿Ahora? Pero la fiesta… — se quedó callado ante mi expresión de: “me importa un comino esta absurda fiesta”Asistí un rato por educación, pero moría por ir a acosar a mi Valeria.— Cla… claro Guardián… ya regreso – y se levanta para abrir la puerta y salir.Lo escucho cerca, hablando con un mozo que transitaba po