CAPÍTULO 95: DÉJÀ VUEl aire parece ponerse pesado en cuanto salgo de la sala de visitas de la estación de policía. Odio tener que dejar a Alexander ahí, pero por ahora no puedo hacer nada más que decirle que lo amo y que estaré a su lado. Sin embargo, no puedo permitir que Ethan se salga con la suya, no mientras yo pueda hacer algo al respecto. Me acerco de nuevo a la recepción, determinada a conseguir respuestas.—¿Qué tengo que hacer para que lo liberen? —le pregunto con firmeza al oficial detrás del escritorio.El policía ni siquiera se molesta en levantar la vista; sigue escribiendo en su computadora como si yo fuera un mosquito molesto. Exhalo con fuerza, pero antes de que pueda insistir, responde:—La fianza está fijada en cien mil dólares. Si puede reunir el dinero, quedará libre hasta el juicio.¿Cien mil? Me cuesta asimilar el monto. No es que no pueda pagarlo, pero me parece exagerado para el delito del que se le acusa. Respiro hondo y trato de mantenerme calmada. Necesito
CAPÍTULO 96: INCERTIDUMBRECada paso que doy mientras bajo las escaleras parece robarme un trozo de cordura. Mis piernas apenas sostienen mi peso, y siento el frío apoderarse de mí hasta los huesos, como si acabara de sumergirme en hielo. Cada parte de mi cuerpo tiembla de manera incontrolable, y mis manos están tan pálidas que parecen de papel. Nunca quise que las cosas llegaran a esto. Por muy profundo que sea mi odio hacia Ethan, nunca habría deseado hacerle daño. Yo no soy como él, no tengo esa crueldad calculadora. No soy una asesina.A mi lado, escucho a Lilian gritar, su voz se mezcla con los ecos de la caída de Ethan, llenando el vacío de la casa.—¡Eres una asesina, Sophia! ¡Lo mataste! —me grita mientras corre hacia el cuerpo de Ethan y trata de hacerlo reaccionar. Él no responde, permanece inmóvil, con su respiración apenas perceptible.Sacudo la cabeza, con la voz atrapada en mi garganta.—No, Lilian, no… Yo no lo maté. Solo me defendía… Tú lo viste. ¡Él se cayó solo! —dig
CAPÍTULO 97: KARMAMientras camino por el pasillo del hospital, todo a mi alrededor se siente irreal, casi etéreo. Me parece increíble que apenas hace unas horas estuviera bajando esas escaleras, temblando de miedo por lo que había pasado con Ethan. Ahora estoy aquí, tratando de asumir el peso de las consecuencias. Me rodea un silencio ensordecedor, roto solo por el ruido lejano de los monitores y el eco de mis propios pensamientos.Saco mi teléfono y, después de dudar unos segundos, marco el número de Sabrina. Ella contesta de inmediato.—Sophia, ¿dónde estás? ¿Estás bien?Su voz transmite preocupación sincera, y eso me da un poco de fuerza.—Estoy en el hospital, Sabrina. Ethan tuvo… un accidente. Estoy aquí con Parker, pero necesito que vengas.—Voy en camino —responde, sin hacer preguntas, y cuelga.Mientras espero a Sabrina, noto a Lilian acercándose. No ha dejado de mirarme desde que llegué. En sus ojos no hay rastro de pena, solo furia y rencor. Su rostro está crispado y, apena
CAPÍTULO 98: LAS PALABRAS DEL SEÑOR HARRISONSalgo del hospital aun sintiendo una mezcla de emociones que me cuesta entender. Por un lado, el impacto de lo que pasó con Ethan me deja con una sensación de alivio extraño, como si todo lo que me hizo se le hubiera regresado en forma de justicia poética. Pero, al mismo tiempo, hay un peso de culpa e incertidumbre que no desaparece. La imagen de él tendido en la camilla, inmóvil…De pronto, mi teléfono suena y, al ver la pantalla, noto un número desconocido. Contesto, con la esperanza de que no sea más malas noticias.—¿Señorita Sophia? —pregunta una voz femenina al otro lado de la línea.—Sí, soy yo. ¿Con quién hablo?—Soy la enfermera a cargo del señor Harrison Blackwood. Me comunico para informarle que hoy ha experimentado una mejoría. Pudo hablar, aunque con dificultad. Lo primero que pidió fue verla.Una calidez inesperada me invade. Después de tanto, saber que Harrison está progresando y que, además, desea verme, me hace olvidar por
CAPÍTULO 99: TODO MEJORALa angustia que llevo dentro empieza a disiparse, aunque sólo sea un poco. Por fin, alguien entiende lo que he vivido y me cree. Alguien más conoce la verdadera naturaleza de la relación entre Ethan y Lilian. Suspiro, sintiéndome por primera vez menos sola en esta tormenta.—No se preocupe —le digo, intentando transmitirle un poco de paz—. Estoy intentando divorciarme de él, aunque no sé si a usted le guste esa idea.Para mi sorpresa, una leve sonrisa se dibuja en sus labios. Asiente, dándome su silenciosa aprobación. Este gesto es más de lo que hubiera esperado, y me da el empujón que necesito para seguir adelante con mi plan. Miro a Harrison, preguntándome si debería contarle lo de Alexander y lo que ha pasado en las últimas horas. Pero con solo pensarlo, una idea surge en mi mente, una oportunidad de ayuda que no puedo dejar pasar.—Señor Harrison… —titubeo, sin saber si debo pedirle algo tan importante en su estado. Pero es mi única opción y, sobre todo, e
CAPÍTULO 100: SE DESTAPA LA CLOACARegresamos a la casa de Alexander, pues la mansión de mi padre se ha convertido en una posible escena de investigación. Aun nadie me ha denunciado, pero no me sorprendería que lo hicieran en cualquier momento.Parker nos trae la caja con los documentos que ha recopilado, y es como si la tensión en el aire se volviera casi tangible. Miro a Alexander, quien me devuelve una mirada intensa; ambos sabemos que lo que estamos a punto de descubrir podría cambiarlo todo. La caja contiene pilas de documentos, y mientras los revisamos uno por uno, los números, las firmas y los sellos comienzan a revelar un patrón evidente de fraude. Ethan no solo había desviado fondos de la empresa, sino que también había manipulado las cuentas para cubrir sus movimientos. La red de mentiras y engaños se extiende más de lo que imaginábamos.Parker toma nota de cada irregularidad mientras Alexander y yo compartimos un profundo silencio, enfocados en descifrar el esquema de corrup
CAPÍTULO 101: EL ORDEN NATURALCinco días después…La reunión en la sala de juntas está a punto de comenzar, y el ambiente está cargado de murmullos y miradas de curiosidad e incertidumbre. Alexander y yo nos miramos de reojo, ambos conscientes de lo que está en juego. Parker se encuentra a nuestro lado, con un montón de documentos y pruebas que dejamos listos para revelar ante todos. Hoy no hay espacio para el titubeo ni la duda.—¿Estás lista? —me pregunta Alexander en voz baja, sosteniéndome la mano.—Más que nunca —respondo con firmeza.La puerta se abre, y Ethan entra acompañado de Lilian, que lleva su semblante de superioridad en alto. Nos lanza una mirada rápida, casi desdeñosa, como si esta reunión no fuera más que una formalidad para él. No sabe lo que le espera.—Bien, ¿a qué se debe tanta prisa? —dice Ethan, mientras Lilian le empuja la silla de ruedas para quedar en la cabecera de la mesa. A pesar de su estado, sigue siendo un arrogante. Dirige una mirada severa al resto d
CAPÍTULO 102: HUIDALilianLa situación no podía haberse torcido más en mi contra, pero aún no pienso darme por vencida. No he llegado hasta aquí para que unos cuantos papeles me arruinen. Aunque Ethan esté en la cárcel y esos imbéciles de Sophia y Alexander crean que tienen todo controlado, tengo una última carta para jugar: Harrison.Llego a la residencia de Harrison en la tarde, cuando sé que Sophia no estará cerca. Harrison está en el salón, sentado en su silla de ruedas, con su expresión de siempre, tan impenetrable. Me acerco a él despacio, con una sonrisa que solo me costó unos segundos preparar.—Harrison, querido, tenemos que hablar —le digo con dulzura, acercándome y posando mi mano en su hombro, como lo he hecho tantas veces.Él me mira con esa mirada que se ha vuelto cada vez más penetrante y firme desde que recuperó algo de movilidad. Harrison nos vio, lo sé, pero tenía la esperanza de que se quedara callado de por vida. Es hora de poner las cartas sobre la mesa.—Sé que