Capítulo 7
Luciana sonrió, su corazón rebosante de dulzura. Se relajó contra el pecho de Mateo y alzó su rostro encantador:

—Sabía que no podrías dejarme, que no me abandonarías.

Mateo, el hombre más rico de Nueva Celestia, apuesto y noble, tan poderoso que podía mover montañas con un gesto, encarnaba todas sus fantasías sobre el hombre perfecto.

Pero hace tres años, cuando el accidente lo dejó en estado vegetativo y los médicos declararon que nunca despertaría, ¿cómo podía ella desperdiciar su juventud a su lado?

Así que huyó.

¿Quién iba a imaginar que Valentina la reemplazaría y que en solo tres años, Mateo despertaría?

Aún no entendía cómo había sucedido. ¿Acaso Valentina traía buena suerte?

Los médicos lo llamaron un milagro médico.

Por eso había vuelto.

Sabía que Mateo la amaba y no la rechazaría.

Mateo observó su rostro radiante.

—Si no fuera por lo que pasó aquella vez... ¿crees que te mimaría así?

Al mencionar "aquella vez", Luciana se estremeció, la culpa brillando en sus ojos.

Cambió de tema:

—¿Has dormido con Valentina?

—¿Por qué dormiría con ella teniéndote a ti? —respondió él, con la mirada baja.

Ella sabía que nunca había tocado a Valentina. Preguntaba solo por preguntar.

Él seguía su juego, coqueteando.

A Luciana le encantaba verlo así, un hombre maduro con un toque de malicia que podía hacerla sonrojar con una sola frase.

Este hombre elegante y contenido... quería desnudarlo y ver cuán apasionado podía ser.

Se giró y se sentó a horcajadas sobre su cintura, rodeando su cuello con los brazos. Sus labios rojos rozaron los de él:

—¿Quieres dormir conmigo?

Fernando, que llevaba años trabajando para Mateo, discretamente subió la división del coche.

Mateo la observaba en silencio.

El vestido rojo de tirantes de Luciana se había subido, revelando sus piernas.

Las famosas piernas más hermosas de Nueva Celestia, blancas y delicadas, envolvían el pantalón negro de Mateo en una escena íntima y seductora.

Apretó sus piernas alrededor de su cintura:

—Dime, ¿quieres?

Si él decía que sí, podría tenerla ahora mismo.

Mateo entendía perfectamente sus intenciones.

Pero en su mente apareció la imagen de las piernas de Valentina en el bar.

Perfectamente proporcionadas.

Valentina preguntando cuáles prefería, si las suyas o las de Luciana.

No sabía por qué pensaba en Valentina en este momento.

Recordó cómo había levantado su pierna, las cadenas de cristal de sus tacones tintineando en su tobillo delicado, la punta de su pie rozando su pierna, preguntando si las piernas de Luciana habían rodeado su cintura.

Tomó las manos de Luciana y las apartó de su cuello:

—Aún no estoy divorciado.

—¿Y?

—No pienso ser infiel durante mi matrimonio.

Luciana guardó silencio.

Todo el ambiente romántico se desvaneció. Mateo había puesto fin a la situación.

Luciana se bajó de su regazo, decepcionada. También tenía su orgullo; solo se entregaría si él la deseaba.

—Mateo, ¿cuándo te divorciarás de Valentina?

Mateo miró por la ventana. En realidad, era conveniente que Valentina hubiera pedido el divorcio, ya que él también lo había estado considerando.

—Pronto —respondió fríamente.

...

Valentina regresó al apartamento con Camila y se tumbó en su suave cama.

Después de esta noche de excesos, su vida volvería a la normalidad.

Sacó su teléfono y abrió WhatsApp.

Tenía dos cuentas. Durante estos tres años había usado la de "señora Figueroa", que ahora quedaría inactiva.

Inició sesión en su otra cuenta.

Apenas entró, el grupo "Familia amorosa" cobró vida.

Gabriel: "¡Wow, nuestra Vale está de vuelta!"

Santiago: "¡Bienvenida a casa, Vale!"

Daniel: "¡Un abrazo para Vale!"

Los tres celebraban su regreso con entusiasmo.

Gabriel: "Hace tres años, Vale se enamoró por primera vez y dejó al abuelo para ir a jugar con un hombre. ¿Qué tal la experiencia, Vale?"

Valentina: "No fue divertido."

Santiago: "¡Parece que Vale tuvo el corazón roto, ja, ja!"

Daniel: "¡Así que hay alguien que Vale no pudo conquistar!"

Gabriel: "No se burlen de Vale. Estos tres años fueron como una prueba de amor terrenal. Perdón, es demasiado gracioso, déjenme reír un poco más, ¡ja, ja, ja!"

Valentina no respondió.

Tenía ganas de expulsarlos del grupo.

Con un gesto, cambió el nombre del grupo a "Familia odiosa".

Daniel volvió al tema principal:

"Vale, es hora de que vuelvas. Las citas para cirugías están desbordadas. Te programé una cirugía cardíaca complicada para mañana en el hospital."

Valentina respondió con un "OK".

Al salir del chat, notó una solicitud de amistad. Era Mateo.

Quería agregarla como amiga en WhatsApp.

Era irónico. Durante tres años, ella le había enviado mensajes diarios desde su otra cuenta sin recibir respuesta, y ahora que usaba esta cuenta, él la buscaba.

¡Lo que antes despreciaste, ahora está fuera de tu alcance!

El delicado dedo de Valentina presionó una tecla...

...

Grupo Figueroa.

El edificio del Grupo Figueroa, un ícono de Nueva Celestia, controlaba la vida económica de la ciudad. Se elevaba hasta las nubes, especialmente majestuoso en la noche.

Después de dejar a Luciana en casa, Mateo llegó a su oficina presidencial. Sentado en su silla de cuero negro, revisaba documentos.

Su pluma firmaba con trazos fuertes al pie de los documentos, mientras los ventanales reflejaban las luces de la ciudad, como si toda ella fuera solo un telón de fondo para este hombre.

Ding.

Su teléfono sonó con una notificación de WhatsApp.

Mateo lo tomó y abrió el mensaje. Su brillante compañera había respondido.

Al ver la respuesta, se sorprendió por un momento, y luego sonrió con ironía...

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