Capítulo 243
Mateo no dijo nada, y Aitana no podía adivinar los pensamientos de aquel hombre ni lo que estaba pasando por su mente.

—Señor Figueroa, aquella noche fui yo, te entregué mi primera vez...

Antes de que pudiera terminar, Mateo ya había pisado el acelerador y el lujoso automóvil se alejó velozmente.

—¡Señor Figueroa!

Aitana permaneció inquieta en el mismo lugar, temerosa de que Mateo hubiera descubierto la verdad.

En ese momento, dos guardaespaldas vestidos de negro se acercaron repentinamente, la agarraron del brazo y comenzaron a arrastrarla.

Aitana gritó aterrorizada:

—¿Quiénes son ustedes? ¡Suéltenme!

—¡Entra! ¡La señorita Méndez quiere verte!

Los dos guardaespaldas la metieron bruscamente en una lujosa camioneta.

Al levantar la mirada, Aitana vio a Luciana, quien la observaba con rostro hermoso pero frío.

El corazón de Aitana se hundió. Había oído hablar de Luciana; todos en Nueva Celestia sabían que era la favorita de Mateo.

A Valentina, una señora Figueroa sin privilegios, Aitana n
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