Emily llamó a Joe en cuanto se despertó.

«Sally está bien, está despierta y tomando unas gachas. El médico ha dicho que puede irse a casa en cuanto se calme. Está muy bien, no te preocupes».

Joe sonaba preocupado, «Emily, ¿cómo está la situación entre tú y el amo

Jackson? ¿Te está poniendo las cosas difíciles?»

«No, se durmió en cuanto volvió… No, lo que quería decir es que dormí sola cuando volví».

Emily suspiró, ¿por qué parecía que seguía cavándose un agujero?

«Claro que dormiste sola, ¿aún esperas que el amo Jackson duerma contigo? ¿Quién no sabe que es un acuerdo contractual entre vosotros dos?».

Joe se estaba riendo y no temía ofenderla.

¡Maldita sea! ¿Tan horrible era?

Emily deseaba poder darle una patada voladora. Pero pensándolo bien, sería un milagro que el alto y poderoso señorito Jackson se fijara en ella con su aspecto habitual.

Por no hablar de su deseo de acostarse con ella.

Era fea.

Entró en el baño y se miró en el espejo después de la llamada.

Labios rosados con dient