Antes de que Emily pudiera superar la vergüenza, la puerta se abrió y entraron el médico y las enfermeras.

Detrás del médico estaba Hunter. Ya se había cambiado de ropa. Camisa blanca con pantalón negro, un look formal.

No había rastro de la conmoción que se produjo aquella noche en el mar.

En un instante, volvió a ser el mismo serio y severo, frío y distante ser divino.

Sally ni siquiera se atrevió a mirarle directamente desde lejos. Se hizo a un lado en cuanto entró el señorito Jackson.

Liam estaba detrás de Hunter y sonrió aliviado cuando vio que Emily había despertado.

«Señora, por fin ha despertado. ¿Cómo se encuentra? ¿Quiere continuar?»

¿Continuar? ¿Continuar qué?

Emily estaba confundida y quiso mirar a Hunter pero no se atrevió.

Pensó en ella besándolo a la fuerza y se sintió muy avergonzada.

Se sintió culpable incluso cuando le echó un vistazo.

«¿Cuál es la situación?» Hunter la miró con calma y sin emoción.

Esa voz fría y tranquila, era como si nada hubiera pasado esa noche.