~ Amelia ~

Llegamos al comedor y me sentí un poco tímida. Era difícil sentirme cómoda entre personas tan ricas y poderosas, de hecho, ver a todos sentados en la mesa me hizo pensar que tal vez querer algo con Leo era demasiado para mí, pero al mismo tiempo, pensaba que de pronto me lo merecía.

Leo me llevó a un lado del comedor, donde ambos nos sentamos. No sabía qué decir o hacer para no parecer grosera, así que solo miré el plato vacío que estaba frente a mí.

"Me encanta tu vestido, Amelia." Escuché decir a la Reina Tamia.

Levanté la vista hacia ella y le di las gracias. No obstante, era difícil relajarme porque no sabía si era correcto mirarla directamente a los ojos.

"Deberías relajarte, aquí todos somos amigos, tranquila. Las formalidades son solo cuando estamos en el salón del Rey." Me especificó y todos se rieron.

Noté que se reían, pero no se estaban burlando de mí, todos me miraban con respeto y eso me ayudó a calmarme.

"Tus ojos son como la luna. Son hermosos." Dijo Lady Lind