"¡¡¡Sí!!!" Gemí, sin saber a qué estaba diciendo que sí, pero no me importaba, porque estaba sintiendo el máximo placer de toda mi vida y me encantaba.

Volví a llegar al orgasmo, mientras él seguía penetrándome. Sentí cómo los dedos de mis pies se estremecían, pero esta vez mis garras querían salir, deseando aferrarse a algo.

Sylvester me quitó la venda, aunque me demore un segundo para volver a este mundo, noté que él estaba disfrutándolo tanto como yo. Así que supuse que volveríamos a llegar tarde al estadio.

Cuando amaneció y desperté, Sylvester no estaba acostado a mi lado. Me pregunté a dónde habría ido. Apenas eran las ocho de la mañana, así que aún teníamos tiempo, pero no estaba en la cama.

Intenté enlazarlo, pero no pude conectar con él, eso significaba que no estaba en la casa. Debió haber pasado algo serio, como para que hubiese salido tan temprano.

Quise llamarlo, no obstante, decidí que sería mejor esperar a que volviera, así que me levanté y decidí alistarme.

El día iba a