Caroline se encontraba paralizada ante los retratos, sumida en un mar de emociones. La sensación de insignificancia la abrumaba, como si su vida hubiera sido solo un insignificante eco en comparación con el estruendo de la historia que rodeaba a Jhonn. Las lágrimas que había contenido con tanto esfuerzo finalmente se desbordaron, rodando por sus mejillas en silencio. En ese instante, Caroline sintió el peso abrumador de la distancia entre su vida y la de Jhonn, como si fueran dos mundos irreconciliablemente separados. En medio de su dolor, una chispa de determinación se encendió en su interior. Caroline sabía que su amor por Jhonn no podía ser borrado por el tiempo ni las circunstancias. A pesar del dolor, incluso cuando parecía tan lejano e imposible. Aunque en más de una ocasión se enojó con él, quiso rendirse y dejar en el olvido ese amor… Su corazón, su terco corazón seguía gritando con todas sus fuerzas que era imposible dejarlo ir… Que moriría amándolo. "No lo
El atardecer se mostraba majestuoso, tiñendo el cielo con una paleta de colores vibrantes que van desde el suave rosa hasta el profundo naranja. Ese río del lugar favorito de Caroline y Jhonn, se encontraba sereno y cristalino, reflejando el esplendor del cielo en su superficie, creando un efecto casi mágico. El suave viento acaricia los árboles, meciendo sus hojas en un baile armonioso. Bajo la copa de un frondoso árbol, en la frescura del césped de la tarde, Caroline que lucia un precioso vestido blanco volado hasta el largo de sus rodillas, se encontraba sentada posando su mirada verde limón en el magnífico paisaje frente a ella. Sus zapatillas blancas junto a sus pantimedias del mismo color, se encontraban a un costado, ya que siempre se las quitaba para no ensuciarlas y poder meter sus pies a la orilla del refrescante río. Por otro lado, Jhonn estaba recostado en el césped al lado de ella. Ese príncipe Gorianito de cabello oscuro y preciosos ojos azules como joyas de zaf
Tres días después, en la provincia de Firgin. En el Reino de Gorian, a las 4pm. La hermosa Reina Jazmín Rivertia paseaba por la tarde en el elegante jardín de aquel lujoso e imponente castillo que, tan solo unas semanas atrás, había sido el principal del Reino "Firgin". Jazmín no tenía problema alguno con ser la esposa y Reina de ese poderoso gobernante… El dilema residía en su relación. « Sé la mejor esposa, gánate el derecho a dar a luz al heredero del Reino Gorianito, y asesina a Jhonn Cuarto Wiztan una vez él nombre a tu hijo como sucesor oficial. » Estas fueron las instrucciones que el ex Rey Firgino le dio a su hija, tras caer en la guerra contra Gorian, viéndose humillado y relegado a provincia. ¡Ese hombre estaba sediento de venganza! Por supuesto, no podía perdonar a Jhonn Cuarto Wiztan por haberle arrebatado su Reino, su poder, sus posesiones, todo… Jazmín tenía muy claros sus objetivos al casarse con Jhonn. Sin embargo… ¡SEGUÍA SIENDO CASTA Y PURA! Jhonn NO ha
Caroline se adentró más en la oficina, cautelosa pero decidida. Los cajones y estantes daban un aire de elegancia y orden meticuloso, lo que la hizo preguntarse si encontraría lo que buscaba. Cada movimiento de sus pasos resonaba en la habitación, creando una atmósfera de intriga. Después de explorar minuciosamente esos cajones, vio que contenían horarios, tareas, guías, y otras cosas que no eran de su interés. Sus ojos verdes limón se posaron en un antiguo escritorio, adornado con glamurosos grabados. Sin vacilar, se acercó y abrió el cajón central, donde encontró una serie de pergaminos cuidadosamente enrollados y sellados con cera. Estos pergaminos se veían muy diferentes a los del mueble anterior, y llena de curiosidad, la mujer disfrazada de caballero Real se sentó en la silla tras ese elegante escritorio y abrió uno de esos lujosos pergaminos. Con sus manos temblorosas, lo desplegó y sus ojos se encontraron con los detalles más íntimos del harem real. La lista de nombre
El atardecer teñía el extenso cielo sobre la capital Gorianita con hermosos colores naranjas, amarillos y rosas. Una ciudad con calles de asfalto, farolas que comenzaban a iluminar los caminos, el sonido de los cascos de los caballos y las ruedas de los carruajes elegantes yendo y viniendo. Caroline, disfrazada, no dejaba de asombrarse. Habían pasado 5 años desde la vez que conoció esa capital. Había prosperado rápidamente, sin embargo, un sentimiento incómodo la invadió. Ella recordó cuando estuvo en esa capital, esa primera vez hace 5 años. En ese entonces, el Rey Jhonn Cuarto Wiztan, de solo 17 años, estaba celebrando su primer matrimonio con la princesa de Zarlen, Meridia Anderban. Caroline, que buscaba a Jhonn como un escape huyendo de Maita al darse cuenta de que su propio padre asesinó a su madre y que su tío era un criminal, terminó triplemente decepcionada al ver a ese chico que tanto amaba casándose con otra. Mientras la mujer disfrazada de caballero Real Goria
—¡Toma! —exclamó uno de los caballeros Reales dándole los equipajes a Caroline. —Pero… —susurró ella intentando hacer que su voz se escuchara más grave. —¡Pero nada!, debes ser uno de los nuevos ascendidos, nunca antes te había visto aquí, eres un desnutrido y enano. Cada vez eligen peor a los caballeros Reales~ —se burlaba ese caballero de rango "B" que dirigía a otros en el tema de servicio a la Reina Gorianita. Caroline que estaba frente al carruaje de carga viendo cómo bajaban el equipaje de Jazmín Rivertia que parecía no tener fin, no entendía porqué esa mujer volvía esa noche, si se dijo que el Rey Jhonn regresaría mañana, cuando también se celebraría una fiesta. En ese momento, uno de los mayordomos se acercó. El elegante hombre que vestía el uniforme de tonalidades oscuras, le habló a ese caballero comandante que le estaba dando órdenes a Caroline. —Comandante Sidfrid, haga que lleven el equipaje al palacio de la Reina en el sector del harem Real, los portones ya f
Durante todo el día siguiente, Caroline permaneció siendo vigilada estrictamente. Esto por motivo, de la organización de la fiesta de esa noche. Por supuesto, a dicha fiesta ella tenía prohibido llegar, pero esa prohibición no detendría a Caroline y su impulso de ver a ese Rey Gorianito. —Madame Susan, ¿puedo hacerle una pregunta? —Caroline nerviosa se acercó a la encargada del harem Real.Doña Susan estaba esa tarde en la mansión carmín, en el salón de enseñanzas, habiendo finalizado de darle sus lecciones de etiqueta Gorianita del día a esa amante del Rey. —Habla. ¿Qué es lo que quieres saber? —le preguntó madame Susan, viendo de reojo a Caroline. —¿No hay ninguna manera en la que yo pueda asistir a la fiesta de esta noche? —preguntó esa bella mujer rubia, descaradamente. —No. Después del tratamiento de belleza y que seas arreglada, serás llevada a la habitación que te mostré la primera vez —le explicó la mujer madura de cabello oscuro—. Se le llama el cuarto rojo y es la recám
Jazmín observó al Rey Jhonn, ella con el ceño fruncido y la mirada llena de reproche, le habló de inmediato: —Su majestad, ¿cómo puedes permitir semejante caso? Esa mujer no tiene lugar en nuestra corte, mucho menos en una celebración de esta importancia. Debe tomar una decisión al respecto y sacarla de aquí —se quejó Jazmín infantilmente. El Rey, aún sorprendido por el descaro y audacia de "Camil" al atreverse a llegar aún sabiendo que no sería bienvenida, se puso de pie y con un gesto autoritario, volvió a ver a su Reina. —Jazmín, entiendo tu preocupación. Pero esta es una cuestión que NO te incumbe —le dijo él cortante. Dichas esas palabras con frialdad por el gobernante Gorianito, él comenzó a bajar los escalones alejándose de su trono. Las miradas de todos se centraron de inmediato en el Rey, que sin hacer un gesto de atención con su mano, los músicos no se detuvieron y el vocero tampoco exclamó palabras algunas, significaba que él quería que todo siguieran con normalid