Los besos entre Can y Sira comenzaron a aumentar de nivel y por ende, los cuerpos comenzaron a calentarse, como dos supernovas que acababan de alcanzar su máxima velocidad. Inmediatamente, las manos de Sira buscaron por debajo de la playera de Can y comenzó a acariciar su pecho con un deseo que tenía guardo desde hace tiempo atrás. ⎯Amo te pecho ⎯ le murmuró ella. Encima de sus labios mientras Can la arrinconaba entre la encimera y su cuerpo. ⎯Y yo te deseo tanto, Sira Zas. Desde que te fuiste no tienes idea como te he deseado ⎯ le confesó, para después, colocar sus manos por debajo de sus muslos y levantarla ⎯ ¿me deseas? Preguntó. ⎯Como no tienes idea. Así, como si le hubieran dado la palabra mágica, Can caminó por la cocina hasta el pasillo que llevaba a las habitaciones. Él la azotó levemente contra la puerta de su habitación y ambos se vieron a los ojos para comenzar a reír bajito. ⎯Lo siento ⎯ murmuró Can ⎯¿crees que puedas abrir la puerta? Después de hablar, Can volvió b
Entre besos y caricias, Sira y Can hicieron el amor tantas veces como pudieron, hasta quedarse profundamente dormidos, cansados, con los labios rojos y las pieles sensibles, de todo el placer que habían sentido. Así, ambos habían recordado lo mucho que se amaban, lo que que se extrañaban y dejado atrás la tristeza de lo que otras personas les hicieron y les habían hecho sentir. Después de tantos años, Can y Sira volvían a estar juntos y era su momento de retomar ese romance que se había quedado en esa habitación donde los dos se habían entregado por primera vez. […] -Al día siguiente- En total silencio se encontraba la casa cuando el cuerpo de Sira comenzó a reaccionar para después despertarse. Ella se encontraba boca abajo, con la espalda completamente descubierta, mientras las manos se encontraban debajo de la almohada, abrazándola, y la cabeza de lado viendo hacia la ventana. Amaba despertar en esa pequeña casa al lado del mar, escuchar las olas mientras desayunaban en la terraz
El Gran Engaño ©Safe Creative Código 2110259628684#ElGranEngañoDespués de pasar un final de año maravilloso en a playa, y un inicio lleno de amor y buenos deseos. El momentos de regresar a Cienfuegos llegó, y Can, Sira y Marina ahora traían una vibra diferente, una dinámica familiar que cualquier persona lo podía notar, y solo quedaba cerrar unos asuntos pendientes. Cuando los tres llegaron al lugar, Cienfuegos era un hielo, uno tan helado que les hizo añorar los días en la playa, bajo el cálido sol del Caribe Mexicano y tomando esas piñas coladas infinitas que Can maravillosamente podía ser. Así, tomaron un taxi en la estación del tren, y llegaron a casa de Sira donde, inmediatamente, al abrir la puerta, se encontraron con el rostro de la madre de Julio. ⎯¡Vaya, llegaron! ⎯ dijo con un tono bastante raro. Marina entro por la puerta, abrazando uno de sus peluches, mientras Sira la tomaba de la mano ⎯¿qué pasa?, ¿qué hace aquí?, pensé que se habían regresado ya ⎯ habló Sira extra
El Gran Engaño ©Safe Creative Código 2110259628684Sira no pudo soportar el hecho de saber que alguien había dicho algo así sobre su pequeña hija, sobre todo cuando se supone que sería la familia que pronto la tomaría como parte de su vida. De pronto, los recuerdos de lo que pasó con Sara Alemán llegaron a su mente, y un sentimiento de protección llegó a ella, lo que le hizo ir a su casa y enfrentar a Julio. Así, atravesó la calle lo más rápido que pudo y entró a la casa, solo para ver a su suegra sentada en la sala, leyendo un libro y con una copa de vino sobre la mesa. Al verla pasar, simplemente pronunció su nombre pero ella no le hizo caso y subió las escaleras a prisa, para que nadie a su habitación donde Julio se encontraba recostado sobre la cama. ⎯Sira, qué bueno que viniste amor, te extrañé ⎯ le dijo tan solo entró. Ella le puso seguro a la puerta y luego lo vio a los ojos ⎯ Julio ⎯ dijo su nombre con una seriedad que lo hizo borrar la sonrisa ⎯ te voy a dar diez minutos,
El Gran Engaño ©Safe Creative Código 2110259628684La discusión entre Sira y Julio se había prolongado toda la noche, toda. A pesar de que ella se había salido para irse a casa de Can, Julio salió a buscarla para tratar de arreglar las cosas. No obstante, llegó la catarsis y poco a poco se dieron cuenta que, antes de Can, su relación ya iba en decaída a pesar de que ella había aceptado comprometerse con él.Llevaban cinco años juntos, cinco, donde Julio y Sira compartieron sus vidas pensando en un futuro, pero, sus estilos de vida, sus planes y ahora la familia de él, los habían llevado a este punto. Julio había visto crecer a Marina y ella se la había confiado, sin embargo, hubiese llegado Can o no a sus vidas, jamás hubiera preferido a su pareja por su hija, aunque se hubiese quedado sola. La decisión estaba tomada, los planes se cancelaban y la madre de Julio, quién había escuchado la discusión, por dentro estaba tranquila. Sin embargo, las decisiones que se tomaron esa noche aú
El Gran Engaño ©Safe Creative Código 2110259628684Una de las grandes maravillas de Cienfuegos era su bosque, uno que se extendía por todo el terreno y que daba al lugar un aspecto tan natural y hermoso, de pureza, que a todos los que vivían ahí les encantaba. El bosque era precioso en todas las estaciones, pero más bonito en otoño. Sira y Marina solían salir a caminar por ahí, a recolectar las hojas rojizas y de color café que caían para poder hacer bonitos proyectos en casa. Sin embargo, el bosque era grande, frondoso y si no se conocía uno podía perderse e incluso caer en una de las tantas laderas que había en el lugar, también, había un lago que en los inviernos se congelaba y que muchos habitantes utilizaban para patinar, fotografiarlo o pintarlo. En ese bosque, en invierno, donde la temperatura era de -4 grados, Marina Zas posiblemente se encontraba junto con Astro, y debían encontrarla a como diera lugar antes de que cayera la noche, hiciese frío y tuvieran que dejar de busc
El Gran Engaño ©Safe Creative Código 2110259628684Todos se apresuraron a llegar al hospital después de que Julio cayó desmayado en la orilla del lago; estaba grave y Sira temía que esto se pusiera aún peor. Marina, también había llegado mal como Can e incluso Astro que debió ser llevado inmediatamente al veterinario, a pesar de que Marina rogaba que no la separaran de él. Aquí no era momento de echar culpas sin embargo, era evidente que la madre de Julio era la responsable de que todo esto se desatara. Si tan solo hubiese dejado pasar a Marina a la casa con el perro, o mínimo decirle que debía llevarlo a casa de su padre antes de entrar o le hubiese llamado a Sira para que tomara cartas en el asunto, esto, hubiese terminado diferente ⎯¿Cómo está mi hija? ⎯ preguntó Sira mientras era la única que se encontraba en hospital esperando por los tres. ⎯Bien, por fortuna no se sumergió por completo. Aún así debo advertirle que no se salvará de un fuerte resfriado ⎯ le advirtió. ⎯Y, ¿Can
El Gran Engaño ©Safe Creative Código 2110259628684Julio había sido el héroe del momento y Sira se le estaba eternamente agradecida por lo que había hecho sin embargo, las consecuencias fueron fatales porque él perdió la pierna y no se pudo hacer nada para salvarle. La madre de Julio estaba inconsolable y si le tenía un poco de empatía a Sira ésta se perdió por completo. Cuando se enteró del asunto comenzó a gritar que había sido culpa de ella y que llevaría todo a hasta las últimas consecuencias no obstante, Julio continuó en silencio y eso asustaba a Sira porque él siempre tenía algo que decir. Por otro lado, Marina y Can los dieron de alta en buen estado de salud. Ambos con un resfriado que afortunadamente no terminó en algo más grave lo que permitió que ambos se recuperaran en la casa. Sin embargo, tan solo Can se sintió mejor fue al hospital a cuidar a Julio en contra de la voluntad de su madre que no se quería separar de su lado; al final de cuantas el cansancio le ganó y acep