“Ha habido un cambio de planes, Thea. Ya no iré a la Calle Médica”.

James se giró de repente hacia Thea.

“¿Eh?”.

Tal anuncio tomó a Thea desprevenida, por lo que preguntó: “¿Por qué no?”.

James respondió vagamente: “Tengo otras cosas que hacer. Detén el coche”.

El coche se detuvo de inmediato.

James abrió la puerta y salió rápidamente del coche.

Thea le siguió y dijo: “Entonces yo tampoco iré. Iré contigo”.

Sabía que James había llamado a Maxine y había ideado un plan para enfrentarse a los ataques frontales de Centenario.

Sentía que el corazón se le encogía amargamente.

Era la esposa de James, pero éste ni siquiera se molestó en discutir qué hacer con ella. En lugar de eso, pidió ayuda a otra mujer. Eso hizo que su pecho se retorciera dolorosamente.

“Tienes que ir a la Calle Médica y evaluar la situación. No me serás de ayuda en mis asuntos”.

“Está bien…”, cedió Thea.

Thea era dolorosamente consciente de que, a pesar de todo, seguía siendo incapaz de ayudarlo en muchos as