Thea estaba reacia a dejar ir a James.

James solía ser increíblemente amable con ella, pero ella no lo apreciaba. Después de perderlo, lo lamentó profundamente.

No culpaba a James. Sabía que había sido culpa suya.

Thea hizo todo lo que pudo para animarlo a quedarse.

James permaneció en silencio.

Al ver que Thea trataba desesperadamente de persuadirlo, sintió la tentación de quedarse, pero no pudo hacerlo porque había prometido casarse con Tiara. Era un hombre fiel a su palabra.

“Como ya lo sabes todo, también deberías saber lo que pasó entre Tiara y yo”.

“Sí, lo sé”. Thea soltó a James y dijo: “Vete si quieres”.

James no dijo nada más. Se dio la vuelta y se fue.

El rostro de Thea estaba lleno de tristeza e impotencia. En el fondo, se llenó de determinación al ver a James alejarse de ella. Murmuró: “No voy a rendirme. Aunque tenga que perseguirte hasta el fin del mundo, ¡Haré que regreses!”.

Estaba segura de sí misma. Thea creía que mientras hiciera todo lo posible y se convi