“Ehm...”.

Thea estaba estupefacta.

No encontraba las palabras adecuadas para darles una respuesta.

Después de un silencio momentáneo, sonrió y dijo: “Escuché que había una hermosa mujer de los Caden llamada Maxine. Al verla hoy, ella está a la altura de su reputación”.

“¿Has oído hablar de mí?”. Maxine tenía una expresión dudosa en el rostro.

Aparte de algunas familias que practicaban artes marciales, no mucha gente en la Capital sabía sobre ella. ¿De quién se enteró Thea de ella?

James, por otro lado, dejó el tema de lado. Miró a Thea y preguntó: “¿Por qué estás aquí?”.

Thea respondió con una sonrisa: “Tiara es una empleada tuya y una sirvienta de los Callahan. Ella resultó herida por tu culpa, así que no debería ser extraño que venga a verla, ¿verdad?”.

James miró a Quincy.

Quincy se encogió de hombros y dijo: “No me mires. No dije nada”.

Al decir eso, se acercó a James y susurró: “Ella desapareció por unos días y regresó como una persona completamente diferente”.

“¿En ser