La expresión de Rowena se oscureció. Finalmente supo quién destruyó a su familia.

“¿Qué diablos quieres, James?”.

“Jaja…”.

James comenzó a reírse, pero no había humor en ello. Su risa era aterradora.

“¿Me estás preguntando qué quiero, Rowena?”.

“Eres la razón por la que acusaron falsamente a mi abuelo y lo convirtieron en el hazmerreír de todos”.

“Tú fuiste quien causó que mi padre tuviera un ataque al corazón, luego lo empujaste desde el tercer piso y les mentiste a todos que se suicidó”.

“Tú y los otros de Los Cuatro Grandes ataron a toda mi familia y prendieron fuego a nuestra casa. Mataron a más de treinta personas, ¡¿y me estás preguntando qué quiero?!”.

James era como un tigre que se había escapado de su jaula. La sed de sangre emanaba de él.

Él rugió, haciendo que los oídos de Rowena zumbaran y la sorprendiera.

Ella ahora tenía miedo. Nunca había estado tan asustada.

Rowena era una mujer inteligente. James mató a su padre y a su hermano, pero las noticias al respecto