Karglain miró a James y le dijo: "Te llevaré a nuestro cuartel general para que puedas discutir el resto con el líder de nuestra secta".

"De acuerdo". James asintió.

"Me temo que no irás a ninguna parte".

De repente, una voz interrumpió su conversación.

Inmediatamente después, unas nubes negras se asomaron por el horizonte. Viajando sobre las densas nubes había un enorme ejército con soldados en formas humanas. Los soldados llevaban armaduras negras y blandían lanzas negras.

Al frente del ejército había un hombre mayor vestido con una túnica negra. No era otro que el Señor de la Ciudad Sin Esperanza. Miró a las tres personas que tenía debajo con las manos a la espalda.

Los aldeanos que huían cayeron del cielo impotentes y se estrellaron contra el suelo. Todos ellos sufrieron heridas por la emboscada.

"¡¿Los guiaste hasta nosotros?!". El rostro arrugado de Karglain se contorsionó furiosamente mientras señalaba a James e inmediatamente ponía una expresión de arrepentimiento.

"Me