James leyó los mensajes.

Reposó sus dedos en su nariz, pensativo.

Thea no había hablado con él del cambio de nombre y solo le había informado por la mañana.

Sin embargo, aquí estaba ella pidiendo la opinión del Señor Caden de la Corporación Majestuosa.

A pesar de que los dos tenían un matrimonio feliz en casa, se trataban con respeto y vivían en armonía, Thea nunca le había hablado de nada relacionado con el trabajo.

James arrojó despreocupadamente el teléfono sobre la mesa.

Newton se hizo a un lado y preguntó: “¿Irá Señor Caden? Usted ha renunciado como Dragón Negro, pero todo el mundo conoce ya su identidad como presidente de la Corporación Majestuosa. También es de dominio público que usted es la persona que ayuda a Thea entre bastidores. Por no hablar de los rumores sobre usted…”.

Newton dudó.

“Continua, si tienes algo que decir”, espetó James.

Newton dudó un momento antes de explicarse: “Varias compañías han estado presionando a la Corporación Majestuosa en los últimos dí