Pronto, sus heridas se recuperaron. Se puso de pie, estiró los músculos y miró en la dirección que tenía delante. En ese momento, había unos treinta alquimistas que se encontraban a menos de un kilómetro de la línea de meta.

James sabía que esos alquimistas debían de tener un as en la manga y que deberían ser capaces de llegar hasta el final. Si todo salía como esperaba, estos alquimistas competirían contra él en la ronda final. Quien saliera victorioso representaría al Reino Nebulosa para participar en el examen del Pabellón de la Medicina.

James se limitó a esperar pacientemente a un lado.

Myrddin, por su parte, miró a James. Aunque James era considerado joven, poseía un extraordinario Poder del Alma. Esto cambió la percepción que Myrddin tenía de él. Sin embargo, como alquimista de grado divino, había conocido a innumerables prodigios. Aunque James era distinguido, no se le consideraba el mejor entre los mejores.

Transcurrió el tiempo.

Un día después de que James llegara al fin