Afortunadamente, tenía suficiente fuerza física. De lo contrario, el ataque de Lachlan podría haber acabado con su vida. Aun así, sufrió graves heridas. Él rápidamente catalizó la Energía Demoníaca dentro de su cuerpo y la usó para revitalizar su cuerpo herido. Luego, se levantó lentamente.

Cuando se puso de pie, todos en el salón principal habían sido sometidos por los hombres de Lachlan con espadas presionadas contra sus cuellos.

El rostro de James se tornó sombrío al entrar al salón principal. Al ver que incluso Walganus estaba sometido mientras escaneaba sus alrededores, dijo: “Deja de hacerte el tonto, Walganus. Cuento contigo”.

Walganus sonrió al decir: “Realmente no deseo intervenir en esto, James. Sin embargo, dado que ahora cuentas conmigo, no puedo simplemente ignorar tu petición de ayuda ahora, ¿verdad?”.

Después de hablar, se movió. Todos solo pudieron ver una figura pasar y Walganus desapareció sin dejar rastro.

Al instante siguiente, Lachlan, que estaba sentado en el