James no podía ver a través de la fuerza de Walganus. Esto solo podía significar dos cosas. Una, que la base de cultivo de Walganus había alcanzado tales niveles que ni siquiera él podía ver a través de ella. Dos, que Walganus había cultivado algún tipo de método de cultivo para ocultar su base de cultivo.

Walganus sonrió al decir: “Supongo que soy normal. Apenas estoy en la Cuarta Etapa del Grado de Sabio”.

“Nada mal. Es bastante bueno”. James asintió ligeramente en respuesta.

Esa fuerza ya se consideraba aterradora en la Tierra. Incluso en el Planeta Galileo se le consideraba uno de los mejores luchadores.

Walganus preguntó: “¿Qué piensas hacer, James? ¿Piensas luchar contra Korinth hasta el final? No creo que funcione. Simplemente moriría más gente en vano”.

James estaba en un aprieto. ¿Qué otra opción tenía?

Después de pensarlo un rato, se le ocurrió una idea.

“Conozco una formación que permite al ejército de Sangria invocar un poder inmenso. Sin embargo, aprender esta forma