Después de que Walganus volviera a su alojamiento, las venas se abultaron en su rostro, y su expresión se volvió aterradora y feroz.

Podía sentir la fuerza de James. El grado de James era insignificante, y no era una amenaza para él. En el Planeta Galileo, podría apoderarse de las bendiciones y los tesoros de James con facilidad.

James no sabía que se estaba desarrollando lentamente un plan contra él. No confiaba en Walganus y creía que tenía malas intenciones. Sin embargo, no tenía ni idea de lo que estaba tramando.

Durante los dos días siguientes, James permaneció en la parte trasera del pico principal del Pabellón de la Espada Crepe Myrtle.

Pasaron los días.

En un abrir y cerrar de ojos, James llevaba ya veintinueve días en Sangria.

En ese momento, las estrellas iluminaban la noche. James estaba sentado en una silla del patio mientras observaba el cielo negro como el carbón y las estrellas brillantes mientras murmuraba: "Hoy es el vigésimo noveno día, y mañana será el tr