James apareció en la Secta de la Divinidad, que había quedado reducida a un montón de escombros. Entonces, la Residencia Celestial volvió a ser un anillo en su dedo una vez más.

Como le preocupaba que la Raza Demoníaca no se hubiera ido, escaneó sus alrededores cuidadosamente y procedió con precaución. Como era de esperar, había un grupo de hombres con túnicas negras haciendo guardia después de los escombros.

Él cambió de dirección.

Sin embargo, sin importar a dónde fuera, se dio cuenta de que todo el lugar había sido rodeado por la Raza Demoníaca. No tenía salida.

El Protector debió determinar que había permanecido escondido entre los escombros. Sin embargo, no pudieron encontrarlo después de tanto tiempo. Por eso simplemente acordonaron el área.

“¿Qué debería hacer?”.

Pensativo, James se sentó en el suelo debajo de una enorme roca.

En ese momento se escuchó el sonido de pasos.

Algunos miembros de la Raza Demoníaca estaban patrullando el área.

James reprimió su aura