James asintió en respuesta. No estaba seguro de los planes de Farley, pero se atrevería a suponer que él pretendía despistar a la Secta de la Divinidad y tratar de obligarlos a entrar en acción. Así podría acabar con todos de un solo golpe.

Después de hablar, Farley se sentó en posición de loto en el suelo y cerró los ojos.

“¿Señor Gideon?”, lo llamó James con cierta vacilación.

Farley abrió los ojos y miró a James, diciendo: “A partir de este momento, ocultaré todo signo de que estoy vivo. Pareceré muerto a los ojos de todos, y la noticia se extenderá sin duda por todo el Clan Antiguo. Tal vez incluso se convierta en una sensación mundial. Tú serás el único que sabrá que estoy en un estado de animación suspendida. Espero que me ayudes a mantenerlo en secreto”.

James asintió y respondió seriamente: “De acuerdo. No se lo diré a nadie”.

Mientras tanto, Quincey seguía esperando fuera de la cueva.

Habían pasado dos horas, pero James aún no había salido.

Se paseaba ansiosa de un lado