Tyrus amenazó a Conrad con la vida de Juniper.

Conrad apretó la espada con fuerza mientras su rostro se oscurecía. Había estado luchando contra Langston, pero había estado prestando mucha atención a la batalla de Juniper. Cómo sabía que Juniper había sido derrotado por una mujer, no pudo evitar mirar a Thea.

Para entonces, Thea estaba volviendo a la normalidad, y la sangre dentro de su cuerpo se pacificó. Poco a poco, el aura poderosa que exudaba se disipó.

“Sangre de bestia, ¿eh?”, murmuró él.

Conrad tomó la decisión de poner fin al combate. La fuerza de la terrícola superaba con creces sus expectativas.

Cuando Conrad enfundó su espada, Langston respiró aliviado. Entonces, Langston descendió del cielo y apareció ante Tyrus.

Thea había salido de su estado endemoniado. Su rostro estaba pálido y no podía ejercer ni una pizca de fuerza. Parecía que la batalla anterior había agotado por completo su energía.

Arrastró su débil cuerpo hacia James.

James la miró y le preguntó p