En realidad, James quería presenciar la batalla única en la vida y pedir consejo a la Deidad Omnisciente y a Cielo sobre la mejor manera de llegar al noveno grado.

“Ve si quieres”.

Thea no se lo impidió.

Sabía que James era un apasionado de las artes marciales y que las investigaba día tras día. También sabía que James se empeñaba en llegar al noveno grado.

Como si percibiera la preocupación de James, le dijo con una sonrisa: “Ve, estaré bien. Ya no soy una niña. Aunque el bebé nazca dentro de dos meses, sigo siendo una de las artistas marciales más poderosas que existen. Ningún artista marcial ordinario puede acercarse a mí. Con la Espada Malévola en la mano, podría incluso tener una oportunidad contra algunos de los mejores que hay”.

James sacudió la cabeza y dijo: “No, olvídalo. Algo malo les acaba de pasar a los Callahan. Además, Callan acaba de decir que alguien me tiene en el punto de mira tras las sombras. Sería malo que alguien viniera en cuanto me fuera”.

Aunque Ja