Capítulo 1359
“Sí, no hay nadie que haya logrado tanto como él”.

“Con un hombre de tanto talento en Sol, sin duda su país prosperará”.

¡Clip-clop!

En ese momento, el sonido de caballos galopando llamó la atención de todos.

Desde la distancia, docenas de caballos se acercaban.

El hombre que iba a la cabeza era un joven de unos veinticinco o veintiséis años, vestido con una armadura dorada y una espada larga en la cintura.

Los que lo seguían iban vestidos con armaduras plateadas.

La Reina frunció ligeramente el ceño al ver a los caballeros que se acercaban.

El hombre de la armadura dorada se bajó del caballo delante de la Reina, hizo una leve reverencia y la saludó: “Su Majestad”.

La Reina seguía con el ceño fruncido y el descontento se reflejaba en su rostro. Reprendió al joven: “Kayn, ¿quién te permitió venir a caballo?”.

El hombre de la armadura dorada no se mostró ni arrogante ni humilde al responder en un tono práctico: “Majestad, soy un Caballero Dorado y tengo la libertad de montar
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