“Al contrario de tu reputación, no pareces tener tanto talento”. El Caballero Dorado, Kayne, miró a James con evidente decepción.

Sacudió la cabeza y sonrió satisfecho. “Pensé que el Rey Dragón de Sol tendría una presencia más imponente, pero no pareces particularmente impresionante. Hay una palabra para tipos como tú en Sol, ¿verdad? ¿Cómo era? Ah, cierto. Creo que era... ¿chico bonito?”.

James se limitó a sonreír con indiferencia.

No estaba furioso.

Al ver que Kayn provocaba a James, la Reina no hizo nada para detenerlo. En cambio, le lanzó a Kayn una mirada significativa.

Kayn comprendió inmediatamente sus intenciones.

¡Fiiushhh!

De repente, desenvainó la larga espada dorada que colgaba de su cintura y apuntó con ella a James.

James dijo despreocupadamente: “¿Qué significa esto? ¿Es así como Durandal trata a sus invitados? Si es así, volveré a Sol de inmediato”.

“Durandal es una nación que atesora la fuerza por encima de todo. Recibimos a los invitados con un duelo. Si ere