“¡Esto es absurdo!”, gritó el anciano Caden.

Su voz retumbante era ensordecedora. Sacudió a todos los presentes como si fuera un trueno.

Incluso Maxine se sorprendió por su arrebato.

James miró al anciano y dijo tranquilamente: “¿Qué quieres?”.

El anciano entrecerró los ojos. “De acuerdo con nuestras reglas familiares, el castigo más leve para quienes ingresan a la biblioteca sin permiso es la eliminación de su base de cultivo y la posterior expulsión de nuestra familia. El castigo más severo establece que los infractores deben ser asesinados de inmediato”.

“Intenta matarla si te atreves”. La expresión de James se tornó sombría y le devolvió la mirada de odio al anciano.

Maxine tiró de James hacia un lado y susurró: “James, déjame en paz. He violado las reglas de la familia al colarme en la biblioteca. Solo deja que me castiguen”.

“Es bueno que reconozcas tus propios pecados. Como todos estamos al tanto de tu crimen, seré yo quien eliminará tu cultivo y te expulsará de la famili