"Señor, estoy dispuesta a seguirle y ser su sirvienta para siempre", dijo Jewel con una sonrisa enorme.

El viaje de Darryl se hizo mucho más agradable con ella cerca. Jewel era como una pequeña guía turística que le presentaba a Darryl los lugares a los que iban.

Darryl llevó a Jewel a comprar ropa nueva porque estaba sucia y desaliñada.

Después de comprar la ropa, la llevó a buscar un lugar donde alojarse.

No había ninguna habitación disponible en varias posadas a las que fueron hasta que encontraron una en un restaurante de alta categoría.

Darryl suspiró aliviado. Solo quedaba una habitación para invitados; le pareció incómodo que él y Jewel estuvieran en la misma habitación.

Mientras dudaba, Jewel se acercó a él. Le tiró de la esquina de las mangas y le susurró: "Tomemos esta habitación, Señor...".

Ya era muy tarde, así que era muy difícil buscar otra posada. No había ninguna garantía de que encontraran otra habitación si abandonaban el restaurante.

A Darryl no le quedaba