Debra estaba a punto de desmayarse y podía perder el conocimiento en cualquier momento.

Chester sintió como si un cuchillo le atravesara el corazón al ver eso. No podía dejar de llorar. “Debra, déjame aquí. Si tienes alguna posibilidad de escapar, ¡será mejor que te vayas ya!”.

Debra era la querida mujer de Darryl. Chester no podía dejar que le pasara algo.

Sin embargo, parecía que ella no lo había escuchado. En su lugar, miró al Archidemonio Antígono con furia. Estaba extremadamente débil, pero había un aura a su alrededor que no podía ser subestimada.

El Archidemonio Antígono se sorprendió y entonces se rio al oír lo que dijo Debra. “¿El mal nunca prevalecerá sobre el bien? Solo eres una mujer frágil. ¿Cómo te atreves a decir esas cosas? ¿Cómo te atreves siquiera a bloquear mi ataque?”.

Debra se mordió los labios con fuerza y no le respondió. En su lugar, inyectó energía interna en su campo de elixir y gritó: “¿Dónde están los Guerreros de las Doce Estrellas?”.

Su voz era clara