Capítulo 5505
“¿Qué estás haciendo?”.

En ese momento, varios hombres de una mesa cercana se levantaron y regañaron al camarero de la tienda con una mirada furiosa.

“¿Por qué la tocaste?”.

“No es que ella no quiera darte dinero. Esas monedas de plata son antigüedades y valen más que un tazón de fideos. No seas tan desagradecido”.

“Sí, suéltala”.

Cuando dijeron eso, lucían justos.

Ya que todos eran cultivadores, el camarero sabía que no podía meterse con ellos, así que torpemente le soltó la mano.

Raquel exhaló un suspiro de alivio y les sonrió a los cuatro hombres mientras decía: “Muchas gracias”.

Con una sonrisa, Alger dijo: “Señorita, de nada. Todos somos cultivadores. No es ninguna molestia defenderla”. Mientras hablaba, miraba de vez en cuando a Raquel y tragaba saliva.

Ella tenía un rostro y una figura perfectas.

Raquel volvió a darle las gracias y se dio la vuelta para salir del restaurante, sin percatarse de la mirada de Alger sobre ella.

Alger y los demás se intercambiaron miradas
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