Raquel no encontró las palabras para replicar. Estaba tan enojada que le temblaba el cuerpo. ‘Es un hombre vil. Él sabía que yo solo estaba actuando, pero me siguió el juego’.

Darryl acabó por detenerse frente a una cascada. Recordaba haber visto ese lugar la última vez que visitó el Reino Secreto Divino. Eso significaba que estaban cerca.

Dejó a Raquel en una superficie plana y se acercó a la cascada por agua para lavarse la cara. Como resultado, Adán pudo alcanzarlos.

Cuando estuvo cerca de Darryl, se detuvo y desenvainó su espada larga para apuntarlo. Dijo con frialdad: “¡Darryl! Deja ir a Raquel”.

Adán estaba lleno de rabia. ‘Maldita sea, el plan era perfecto, pero se dio cuenta desde el principio. No solo eso, ¡sino que además secuestró a Raquel! ¡Argh! ¡Cuanto más lo pienso, más me da rabia!’.

Darryl estiró su cuerpo y se relajó al notar la rabia de Adán. “¿Maestro de Secta Adán? Eres gracioso. Tú y Raquel eran los que querían engañarme, y ahora haces que yo parezca el malo