Mientras hablaba, Darryl se rascó la cabeza. “No estoy sintiendo ni una pizca de sinceridad”.

“Tú...”.

Vicente apenas podía contener su ira ante la expresión en la cara de Darryl. M*erda, ya le había pedido perdón, ¿no? ¿Qué más quería Darryl?

Ante la mirada furiosa de Vicente, Darryl sonrió ligeramente. “Acordamos hace un rato que me servirías té además de disculparte. ¿Lo olvidaste?”.

Vicente contuvo su ira mientras servía una taza de té y se la daba a Darryl.

Darryl no iba a perdonarlo tan fácilmente. Sin embargo, no mostró intención de coger la taza mientras preguntaba: “¿Así es como te disculpas con tu maestro cuando cometes un error, Vicente?”.

¿Eh?

La expresión de Vicente se ensombreció mientras decía en tono disgustado: “¿Qué intentas decir?”.

Darryl sonrió. “Estoy más o menos en el mismo estatus que tu maestro. Ya que has cometido un error, tienes que ser disciplinado”.

“No creo que sea demasiado pedirte que te arrodilles cuando me sirvas el té, ¿verdad?”.

La ira de