Darryl se rio para sus adentros mientras observaba la vacilación de Cormac y no pudo evitar decir: “He refinado el elixir, Cormac. No puedo hacer nada si aún no me crees”.

Entonces, fingió arrojar el elixir al fuego y dijo: “Vaya, creía que estaba siendo sincero, pero no esperaba que solo iba a recibir sospechas y acusaciones. Olvídalo. No quiero esta píldora-”.

No quería destruir la píldora, sino solo asustar a Cormac. Darryl sabía que Cormac parecía haber visto a través de todo en el mundo, pero valoraba su propia vida más que cualquier otra cosa.

Además, bajo la guía de Darryl, Cormac sentía que algo estaba mal en su cuerpo. ¿Cómo podía dejar que Darryl destruyera el elixir que tanto se había esforzado por refinar?

“Joven, no...”.

Efectivamente, cuando vio que Darryl estaba a punto de destruir la píldora, la expresión de su rostro cambió. Se acercó rápidamente y lo detuvo. Sonrió y dijo: “Mis discípulos son unos desconsiderados. Por favor, no te lo tomes en serio”.

Entonces, c